Este texto corresponde al Taller Virtual de Cuentos Breves “Te cuento, me cuento en tiempos de Coronavirus”
Siempre encontró una estrecha relación entre el universo infinitamente grande y la aparente nada de lo más pequeño. Es que para ella observar desde la ventanilla de un cohete espacial era tan emocionante como mirar a través de la lente de un microscopio.
Hubo un tiempo en que la pasión por la Astronomía y la Genética desestabilizó el equilibrio de su vida, es que había llegado el instante de optar por un camino a seguir; a pesar que nunca había aceptado la idea de no poder querer todo de esta vida. ¿Por qué no? ¿Acaso tenía muchas vidas para tener solo una opción en cada una? Ah no! ¡Qué cosa seria! Pero efectivamente tuvo que elegir, así que sin bajar la cabeza emprendió su viaje, por donde la vida es escrita con la poesía selecta de tan solo cuatro letras. Es que alguna vez leyó que “lo esencial es invisible a los ojos” y sin imaginar se sumergió en un mundo extraordinario con caminos en doble hélice y ella podía estar horas hablando acerca de él; pero ese será tema de otro cuento.
Ya han pasado un par de décadas de aquella decisión y todo ha cambiado, y cuando piensa que todo es literal, si han escuchado hablar de algo así como un virus con corona… ahora Luisa comprende al mirar atrás que aquella niña no estaba tan errada, que efectivamente la relación de un virus de solamente 120nm con un planeta de 6371 km, se hizo repentinamente visible ante los ojos de todos.
A propósito, últimamente es esa la nueva conexión entre humanos, ojos, miradas, sonrisas secretas bajo un barbijo y claro…. siempre manteniendo un prudente distanciamiento social.
Karina Centeno
Licenciada en Genética, egresada de la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales de la UNaM.
Becaria Doctoral del Conicet.