Este texto corresponde al Taller Virtual de Cuentos Breves “Te cuento, me cuento en tiempos de Coronavirus”
Un continente es una gran extensión de tierra que se divide en porciones a las que llamamos países. Los países son porciones más pequeñas en dónde las personas viven, tienen una bandera que los identifica y cantan un himno, esa canción que también nosotros tenemos, porque somos parte de un país, y la aprendemos a cantar en la escuela. Esa canción tan especial que cuenta una historia de héroes que con valentía defendieron una causa, es parte de lo que nos diferencia frente al mundo. En un país se construyen casas de determinada manera, con ciertos diseños que las diferencian de otras. Las personas comparten ciertas costumbres, generalmente hablan un mismo idioma, comparten gustos por un estilo de alimentos, trabajan, asisten a la escuela, los niños juegan en las plazas o en las calles del barrio según les han enseñado sus padres o abuelos. A los abuelos les gusta enseñar juegos a los nietos y jugar con ellos.
Entonces ahora que ya sabemos qué es un país, vamos a conocer a uno en especial, aquél del que todos estamos hablando y mirando con ojos muy observadores todo lo que sucede en estos meses. Primero, sabemos que vivimos en Argentina, y para entender qué tan lejos estamos de los otros vamos a contar la distancia en horas de diferencia, no es lo correcto pero será más fácil para ubicarnos. Aquí nuestro objetivo es China, una gran porción de tierra con muchos habitantes que como país tienen muchos, pero de verdad, muchos años de historia y una bandera roja con estrellas en color amarillo, y antes de que me preguntes, no sé por qué eligieron esos colores y dibujos. En fin. Es importante entender las causas de todas las cosas para que no tengamos que juzgar sin conocimientos, porque es feo que quedemos frente a los que nos escuchan hablar de algo, como simples dadores de opiniones, sin verificar nada de lo que decimos, esto de verdad que no es lindo, debemos tenerlo presente.
-Entonces Tomás, ¿querías saber por qué ahora no podemos vernos los domingos con los abuelos y los tíos, o por qué no puedes jugar en la cuadra de tu casa con tus amiguitos o por qué ahora sólo nos vemos y hablamos a través de una pantalla?
-Si tía. Mi mamá me dice todo el tiempo debo lavarme las manos, no tengo que tocarme la cara, no puedo tomar mi jugo con otras personas en el mismo vaso, ni con mi papá. No te parece raro tía. No hay escuelas abiertas, y yo tenía que ir a la escuela para aprender a leer este año, porque ahora no puedo leer, son mi mamá o mi papá los que leen para mí, yo no sé.
Fue con esa conversación como inició el paseo por el mapa, Itan no entendía de límites, es muy pequeño, apenas tenía 5 años cuando todo inició, hasta pasó el día de su cumpleaños número 6 sin compartir con sus amiguitos y primos, lo festejaron unos pocos de la familia, porque recordemos, no podemos hacer reuniones sociales con muchas personas.
Buscamos un mapa del mundo, que se llama planisferio, y lo marcamos. Aquí está China. Allí viven muchas personas, son tres mil millones. No, yo tampoco imagino toda esa cantidad. Decía, viven tres mil millones de personas y el espacio es pequeño, tienen un país bastante grande, pero lo llenaron tanto que se quedaron todos apretaditos dentro de él. Entonces lo que pasó fue, dicen en las noticias porque a mí no me consta, que una persona estuvo en contacto o comió (aún no me queda claro tampoco), un animalito, que para sus costumbres son sabrosos como alimentos, pero en cambio para nosotros no y aquí me atrevo a decir que no está bien ni mal, es solo diferente a nuestras costumbres y formas de alimentarnos. Pasó entonces que ese señor o señora (no sabemos bien) posiblemente haya sido un niño o niña también, se contagió con un virus que vivía en ese animalito, que si queremos llamarlo de alguna manera, dicen que fue un murciélago, ¿raro no? En un mercado se inició todo porque al parecer no hay mucha higiene por allí al trabajar con alimentos para consumo de las personas, y estoy segura que mi mamá no me dejaría comer algo así, a ella no le parece bien. Luego esa persona se enfermó con una gripe muy rara, que los doctores no sabían que era tan peligrosa. Esos doctores se infectaron, también los enfermeros y luego contagiaron a otros y esos otros a otros y así toda una ciudad se enfermó. Y por ello, ésta se cerró y todos se quedaron en sus casas. Pero antes de eso, recordemos que son muchas personas que estuvieron con otras personas y todos seguían enfermándose con aquella gripe desconocida. La gente viajaba de un país a otro y llegaba a sus barrios, a sus casas y no sabían que tenían el virus y seguían llevando la enfermedad de un lugar a otro. El virus viajo mucho, y no se cansó porque iba adentro de las personas, tan largo fue ese viaje de China hasta Argentina que no logro imaginar esa distancia, pero el mapa dice que son 18 mil kilómetros y por eso prefiero contar las horas de diferencia que son once. Y entonces un día los científicos le pusieron nombre, lo llamaron Coronavirus. Luego aparecieron fotos del Coronavirus y se supo cómo se contagiaban todos y así fue que los médicos y presidentes de varios países dijeron que debían aislar a las personas, debían lavarse las manos, limpiar bien las compras del súper, no llevarse las manos a la cara, toser en el huequito del codo y no compartir los vasos de jugos, porque el virus se va de persona a persona si no nos cuidamos.
-Entonces Tomás, ¿ahora entiendes por qué no puedes salir a jugar o ir a la escuela o visitar a los abuelos?
-Creo que sí tía, aunque no me gusta estar encerrado, quiero jugar con mis primos, ir a la plaza y a la escuela. Pero ¿sabes qué es lo que no entiendo?
-Qué será, no logro imaginar.
-No entiendo tía, por qué la mamá de ese señor o señora, niño o niña que se pasó por el mercado a buscar alimentos, comió sin lavarse las manos, ¿no le enseñaron que es peligroso, que se podría enfermar si no lo hacía? Mi mamá desde que era chiquito me decía eso y no dejaba que me acerque a la mesa si no me limpiaba antes y te pienso que no es tan difícil hacerlo, porque yo lo hago siempre.
Alicia Araujo
Ayudante Docente y Estudiante avanzada de LAE/FCE/UNaM.
Participó en desafíos de Talleres Literarios, entre ellos de María M. Recio y Federico del Pup.